martes, 25 de agosto de 2015

MI SOLEDAD...........



Yo hoy en día no tengo una soledad , yo tengo muchas soledades y cada una de ellas tiene su calidad y sus atributos.  La mayoría de mis soledades, yo mismo me las invento; otras, los dioses me las regalan.

Cada una de ellas tiene su encanto y al mismo tiempo su amargor… un amargor que degusto a veces como medicina.  Medicina que no cura nada pues vuelvo a estar solo, a respirar el silencio de mis madrugadas.
Es muy triste sentirse solo en medio de una muchedumbre por eso prefiero mi soledad pura: Yo y mi nada.
Así, si acaso cayera esa lágrima se sentiría también sola, sin nadie que la secara.

Practicar la soledad es prepararse para la muerte, la soledad última y definitiva. Es también desearla pues es paz y descanso y ya el aire no pesa, ni duele el pecho, ni se cierra la garganta. Pero esta nada de mis ahoras tiene un silencio y no es agradable; es monótono, de un morado sutil, de un timbre cruel, incansablemente cruel.  Por eso, cuando ya sin físico que pueda recoger las ondas del aire, habrá otra nada más noble y verdadera.

Esta nada de hoy es engañosa pues hay algo en ella… No obstante es mía, y mientras que la tenga tendré algo. Por eso no puedo odiar a mi soledad pues sin ella me obligo a salir al mundo y no tengo excusas para el sueño, para el abandono, para sumergirme en esa verdadera nada. Me arropo en ella, pues, y quedo dormido en su silencio gris que me sirve de manta y de almohada. Si acaso, odio la mañana, el nuevo día donde he de pretender otra vez que tengo fuerza y a veces hasta pretendo que tengo compañía.
Con mi soledad tengo esperanzas de alcanzar esa eternidad una vez y de por todas… ¡Ay! ¿Por qué se tarda tanto?

¿Y habrá alguien que me eche de menos?

Si me dejaron solo cuando estaba solo, si nadie vino a recogerme, nadie a secarme esa lágrima, si nadie llamó a mi puerta, si nadie preguntaba, si nadie se dio cuenta...  ¿Qué harán cuando me haya ido?
Y a mí… ¡qué se me importa!


Domingo Martin C.