domingo, 20 de octubre de 2013

CREIA



Yo creía  conocer la belleza que se encierra en el arcoíris que aparece después de la lluvia de una tarde soleada, en la puesta de sol que tiñe de naranjas y rosas el cielo a modo de despedida del sol. Creí conocer el amor en el rostro de mi pasado, en las manos silentes de aquellas que transitaron mis sábanas… ¡Qué ciego estaba! Porque la verdadera belleza reside en la quietud de tu respiración a mi lado cada mañana, en tus ojos entornados, en los labios que susurran un ‘te amo’ en mis labios.
El verdadero amor no está en los besos apasionados o en las caricias ardientes, sino que es una nueva perspectiva que he adquirido al compartir mis días contigo. Ahora entiendo que las montañas, las flores, la risa de los niños, la luna solitaria en el cielo, el Universo entero está hecho de amor. Es ese maravilloso sentimiento el que permite que la tierra siga girando en su eje sin caer, el que nos enseña que hay un mañana y siempre nos queda una esperanza y yo no la pierdo ; es el amor el que te mantiene sentada a mi lado, sonriéndome como si nada pasara.
Todos somos ciegos hasta que conocemos el amor, hasta que esa energía comienza a fluir libremente en nuestro cuerpo, esa luz que escapa de nuestro control y que no nos deja lugar para la rabia, la tristeza o la desesperanza. A veces podemos aprender la lección que nos abre los ojos de la forma difícil, pero otras tantas nos toca conocer a alguien que es capaz de despertar la magia con una simple sonrisa o un saludo y eres tú la hechicera fantástica y misteriosa que ha logrado convertir mis días en apacibles aventuras, la que me ha devuelto el don de la visión, la que me ha enseñado el sendero de la vida, el objetivo a seguir, la luz al final del túnel.
Eres tú el resumen completo del amor y la belleza, la seguridad, el hogar al que recurro para reponer mis energías y enfrentarme al mundo. Eres tú un maravilloso privilegio, un milagro y una bendición. Eres la dueña de mis días y de mi corazón, mi eterna compañera, el deseo de una vida juntos y la certeza de la eternidad, porque no existe el tiempo para aquellos seres que comparten un alma y un corazón y es, a partir de ese encuentro, en que aprendí que puedo decir ‘Te amaré eternamente’ de forma honesta y real,
Te quiero Laura no lo olvides……………….
Domingo Martin C.


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