Yo creía conocer la belleza que se encierra en el arcoíris
que aparece después de la lluvia de una tarde soleada, en la puesta de sol que
tiñe de naranjas y rosas el cielo a modo de despedida del sol. Creí conocer el
amor en el rostro de mi pasado, en las manos silentes de aquellas que
transitaron mis sábanas… ¡Qué ciego estaba! Porque la verdadera belleza reside
en la quietud de tu respiración a mi lado cada mañana, en tus ojos entornados,
en los labios que susurran un ‘te amo’ en mis labios.
El verdadero amor no está en los besos apasionados o
en las caricias ardientes, sino que es una nueva perspectiva que he adquirido
al compartir mis días contigo. Ahora entiendo que las montañas, las flores, la
risa de los niños, la luna solitaria en el cielo, el Universo entero está hecho
de amor. Es ese maravilloso sentimiento el que permite que la tierra siga
girando en su eje sin caer, el que nos enseña que hay un mañana y siempre nos
queda una esperanza y yo no la pierdo ; es el amor el que te mantiene sentada a
mi lado, sonriéndome como si nada pasara.
Todos somos ciegos hasta que conocemos el amor, hasta
que esa energía comienza a fluir libremente en nuestro cuerpo, esa luz que
escapa de nuestro control y que no nos deja lugar para la rabia, la tristeza o
la desesperanza. A veces podemos aprender la lección que nos abre los ojos de
la forma difícil, pero otras tantas nos toca conocer a alguien que es capaz de
despertar la magia con una simple sonrisa o un saludo y eres tú la hechicera
fantástica y misteriosa que ha logrado convertir mis días en apacibles
aventuras, la que me ha devuelto el don de la visión, la que me ha enseñado el
sendero de la vida, el objetivo a seguir, la luz al final del túnel.
Eres tú el resumen completo del amor y la belleza, la
seguridad, el hogar al que recurro para reponer mis energías y enfrentarme al
mundo. Eres tú un maravilloso privilegio, un milagro y una bendición. Eres la
dueña de mis días y de mi corazón, mi eterna compañera, el deseo de una vida
juntos y la certeza de la eternidad, porque no existe el tiempo para aquellos
seres que comparten un alma y un corazón y es, a partir de ese encuentro, en
que aprendí que puedo decir ‘Te amaré eternamente’ de forma honesta y real,
Te quiero Laura no lo olvides……………….
Domingo Martin C.
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