martes, 22 de octubre de 2013

YA LO DIGO.



ME VOY
Sí, leíste bien, esas palabras han salido finalmente de este cuerpo que hoy no aguanta una batalla más dentro de esta guerra que ya no tiene sentido.
Tranquila, y espero que esto no te suene a reproche, pero a veces el mejor consejo que te puede dar alguien es cuando se tiene el cerebro caliente y la boca fría, y si decides tomarlo como tal puede que incluso cambie tu imagen ante este momento que por lo menos para mí, es agridulce.
Me voy porque me quiero, porque dentro de todas las necesidades que pueda llegar a tener, hay una persona viva y que vive. Dejé a un lado lo que soy, lo que pensaba, incluso lo que soñaba solo para ver como podía cumplir los sueños o resolver los problemas porque para mí era importante verte seguir junto a ti, seguir adelante. Pero ¿sabes algo? yo también quiero tener eso en mi vida, el poder escuchar una palabra de aliento o incluso recibir un regaño a tiempo cuando estoy perdiendo el centro, el saber que no te importo de la misma forma que tu a mí.
Me voy porque se que no estarás ahí cuando triunfe ante las adversidades de una vida como la mía, cuando pierda la salud por alguna mala decisión o un vicio viejo, cuando entre a una nueva casa y empiece de cero, cuando decida jugármela y partirme la espalda por forjar un futuro para los dos, cuando simplemente me canse de ser un personaje moldeado por mis experiencias y empiece a ser yo de nuevo, ese que solo tu puedas llegar a conocer. No, yo sé que no estarás ahí.
Lloro porque te hecho  de menos y te seguiré echando de menos, porque sé que hoy me toca a mi levantarme porque no llegarás a ayudarme, porque tú te fuiste con tu orgullo y tus miedos a otro lado desde hace ya varios días, porque simplemente tú querías decir “me voy” también pero no tienes el valor para decirlo y es más cómodo estar en silencio, ignorarme por completo .Despídeme de tu orgullo.
Gracias por todo, gracias por ser parte de mi historia y mi pasado, por enseñarme a descubrir lo imbécil que puedo llegar a ser pero desgraciadamente, me voy y la sentencia no tiene absolución.

Domingo Martin C.

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