ME VOY
Sí, leíste bien, esas palabras han salido finalmente de este
cuerpo que hoy no aguanta una batalla más dentro de esta guerra que ya no tiene
sentido.
Tranquila, y espero que esto no te suene a reproche, pero a
veces el mejor consejo que te puede dar alguien es cuando se tiene el cerebro
caliente y la boca fría, y si decides tomarlo como tal puede que incluso cambie
tu imagen ante este momento que por lo menos para mí, es agridulce.
Me voy porque me quiero, porque dentro de todas las necesidades
que pueda llegar a tener, hay una persona viva y que vive. Dejé a un lado lo
que soy, lo que pensaba, incluso lo que soñaba solo para ver como podía cumplir
los sueños o resolver los problemas porque para mí era importante verte seguir
junto a ti, seguir adelante. Pero ¿sabes algo? yo también quiero tener eso en
mi vida, el poder escuchar una palabra de aliento o incluso recibir un regaño a
tiempo cuando estoy perdiendo el centro, el saber que no te importo de la misma
forma que tu a mí.
Me voy porque se que no estarás ahí cuando triunfe ante las
adversidades de una vida como la mía, cuando pierda la salud por alguna mala
decisión o un vicio viejo, cuando entre a una nueva casa y empiece de cero,
cuando decida jugármela y partirme la espalda por forjar un futuro para los
dos, cuando simplemente me canse de ser un personaje moldeado por mis
experiencias y empiece a ser yo de nuevo, ese que solo tu puedas llegar a
conocer. No, yo sé que no estarás ahí.
Lloro porque te hecho de
menos y te seguiré echando de menos, porque sé que hoy me toca a mi levantarme
porque no llegarás a ayudarme, porque tú te fuiste con tu orgullo y tus miedos
a otro lado desde hace ya varios días, porque simplemente tú querías decir “me
voy” también pero no tienes el valor para decirlo y es más cómodo estar en
silencio, ignorarme por completo .Despídeme de tu orgullo.
Gracias por todo, gracias por ser parte de mi historia y mi pasado,
por enseñarme a descubrir lo imbécil que puedo llegar a ser pero
desgraciadamente, me voy y la sentencia no tiene absolución.
Domingo Martin C.
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