Cuantos recuerdos se me
vienen a la mente cada vez que visualizo tu figura, Padre mío, cuanta falta me
haces, cuando pienso en todos esos momentos en que tú y yo fuimos uno, me quedo
en silencio, como atascado en un rincón de mi vida del cual no quiero salir, a
veces con la mirada perdida, y con lágrimas en mis ojos, pienso en que la vida
es muy cruel y vengativa.
Tú mi Padre, un hombre como
tantos, pero tan sencillo y humilde, deberías estar aquí gozando de la vida al
contrario, ya no estas, te has ido, dejándonos el vacío y la tristeza en
nuestros corazones, compartimos tantas cosas, pero yo creo que siempre serán
insuficientes para toda la vida que estuvimos juntos te amé Padre mío por lo
que eras, sé que muchas veces te lo dije, pero a veces pienso que no fueron las
que te merecías, cada vez que te anunciaba mi visita, me esperabas afanosamente
cuando ya iba llegando a tu casa, tú me mirabas y lo primero que hacías era
sonreírme, luego venia aquel abrazo apretado y se traspasaban las emociones por
estar una vez más juntos ahora no tengo donde avisarte que voy a verte, y
cuando estoy llegando a tu nueva casa, ya no puedo ver tu sonrisa, y menos aún
te puedo abrazar, el ambiente es frío y desconsolador, me paro y observo donde
estas, y las lágrimas solas caen por mi rostro, es tan difícil ver tu urna .
Padre mío yo siempre te dije
que yo estaría ahí siempre para ti y prometo que será así, sólo te pido fuerzas
para poder seguir este camino sin ti, y donde tu estés ten por seguro que tu
hijo te amara por siempre y jamás te olvidare, estaré por siempre recordándote.
D .M
19-05-14
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