Estaba cenando en un restaurante cuando, tras un
buen solomillo a la pimienta, siento el irrefrenable deseo de ir al WC.
Sin pensármelo dos veces me levanto y me dirijo al baño.
Mientras lo hago veo cómo otra persona toma el mismo camino y entra a los
servicios. Yo entro tras él y observo cómo ocupa uno de los dos cubículos, que
eran de esos que no llegan hasta el techo. Lógicamente, entro en el otro.
Nada más sentarme oigo una voz que proviene del otro lado de
la pared que me dice:
-¡Hola!
Me quede callado sin saber qué decir, pero el tipo vuelve a
repetir:
-¡Hola! ¿Me escuchas?
La situación me resultaba algo violenta pero, para no
parecer mal educado, contesté:
-¡Hola!
-¡Hola!
Entonces el tipo pregunta:
-¿Cómo estás?
-¿Cómo estás?
A lo que contesté sin salir de mi asombro:
-Bien, gracias, un poco cansado.
-Bien, gracias, un poco cansado.
Y el vecino de retrete dice:
-¿Qué haces?
-¿Y qué voy a estar haciendo? Lo mismo que tú, ¡Cagando!- contesté.
-¿Qué haces?
-¿Y qué voy a estar haciendo? Lo mismo que tú, ¡Cagando!- contesté.
Tras lo cual el tipo dice:
-¡Mi vida, te llamo después porque tengo a un imbécil al lado, que está contestando a todas mis preguntas!
-¡Mi vida, te llamo después porque tengo a un imbécil al lado, que está contestando a todas mis preguntas!
MORALEJA: Hay personas que hasta cagando se sienten el centro del mundo.
Domingo Martin C.
24-06-13
Sin tiempo ni estado anímico………
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