¡Oh
mujer! Te siento pequeña en mis brazos pero a la vez con inmensa fuerza
interior, eres la luz de mis días y la penumbra de tranquilidad que busca mis
noches. Eres pura pasión desatada y un mar de calma. Eres frágil, intensa y
serena. Cuando es necesario gritas con acierto. Tu sonrisa inunda de magia
cualquier espacio y tus susurros siempre están llenos de bondad.
Mi descanso
a tu lado es acogedor, provocas sentimientos intensos en mí. Tus manos curan
mis heridas y secan mis lágrimas. Si me faltas siento que el mundo entero me
sobra. Si algún día pudieras ponerte en mi lugar, entenderías porque es tan
duro caminar por la vida sin tenerte a mi lado. Siento que me pierdo a mí
mismo.
El amor es
mágico, nace inesperadamente, rompe las barreras de lo intenso atravesando el
alma. La alegría de vivir nos abre puertas a nuevos horizontes. Al abrir una
puerta cerramos las heridas del pasado.
¡Oh
mujer! Eres mi ciclo de principios y
finales. Mi vida comienza contigo y deseo estar contigo hasta el final. El
verdadero amor es la riqueza que no tiene precio; es la riqueza que se regala a
quien se lo merece y tú me hiciste merecedor de tu amor.
A tu lado mi
amor lucho por que quiero, puedo valorar lo que poseo, supe conservar lo que
tengo, he olvidado el sentimiento de dolor, porque he aprendido el perdón.
Contigo a mi lado disfruto cada minuto de tu amor.
Dicen que el
tiempo es cuestión de tiempo, que la vida es cuestión de vida. La vida dura un
momento y el tiempo dura toda la vida. Ese es el tiempo que deseo para amarte.
¡Oh
mujer! Supiste cambiar mis días de otoño
continuo a primavera eterna. La vida ha sido muy generosa conmigo. En un solo
instante nuestros senderos se cruzaron y
ahora están entrelazos para siempre.
Te quiero
vida .
Domingo
Martin C.
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