miércoles, 26 de febrero de 2014

EL CANSANCIO ...............



 El cansancio asoma en mis párpados. Han sido noches muy agotadoras, negro cielo que pretendía no dejar asomar al horizonte y así darle paso a la imponente luz del sol.

Han sido meses y días bastante difíciles, donde he puesto a prueba todo lo que he tenido frente a mí para cumplir con los designios con procedencia divina. Pero ahí estuviste presente, amor mío: fuiste aquel bálsamo que pedían mis heridas, el dulce canto que me lleve a un sueño reparador.

Y en pleno silencio te contemplo al frente mío, acariciando mi rostro y regalándome tu más hermosa mirada de ternura y amor. Atónito quedo, con ganas inmensas de llorar de alegría por estar a escasos centímetros de encadenarte a mi existencia, pero tan sólo eres una ilusión que se desvanece y se resiste a abandonar en esa solitaria habitación, para regalarme un corto momento de felicidad.

Es entonces cuando me veo abrazándote en tu silencio, en el mío, reservándome ese derecho de poder apegarte a mi cuerpo y sentir tu aroma, tu esencia, tu respirar prolongado y tu pecho al cual sólo le delego amor y más amor.

Tú vales mucho, ¿lo sabías? Ya debe ser de tu conocimiento que para mí lo eres todo. En cortas y sencillas palabras eres lo que busco, lo que siempre estuve esperando desde que supe que en el mundo había la necesidad de buscar aquel complemento que nos haga feliz.

Eres el complemento, la única y perfecta pieza del rompecabezas de mi vida, el medallón que faltaba para lograr el conjuro de amor y vivir en la más completa unión. Y ahora me veo aquí: sentado en este pequeño escritorio escribiéndote corazonadas y pensamientos dispersos que exigían compactarse en una carta, para que los sentimientos se encaminen rumbo a tu interior y te den a conocer lo que siente el mío, lo que en mí tú provocas con tan sólo imaginarte en cada momento de soledad, de quietud, de tristezas y profunda nostalgia.

He aquí que te envío todo lo que tengo en unas cuantas líneas, una nueva forma de ser desde que supe que contigo ya no podía volver a recaer en aquel hoyo oscuro sin salida, en aquel nudo amargo presente en la garganta cuando la impotencia por llorar por aquello que no pudo ser te hace su presa.

Letras para ti, amor de mi tiempo, dueña de estas líneas que ahora te delego. Escribiéndote, amándote y recordándote una vez más estoy...
en pleno silencio.


Domingo M C

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