Esta triste mañana como otras
no tan tristes, desperté pensando en ti, y es que eres mi desnuda necesidad, mi
desesperada razón de ser y de vivir. Sé que tienes mucho que reprocharme, lo
comprendo, sé que la culpa de nuestra separación es solo mía, lo reconozco, y
sé también que no me añoras como yo te añoro. Sé que las fuerzas te abandonan y
crees que tu existencia a mi lado es un callejón sin salida. No encuentro
fuerza moral para acusarte o culparte de ello. A veces en la asfixiante soledad
de mi celda, pienso que te pierdo irremediablemente y te imagino en los brazos
de otra persona, dándole el amor que a mí me has dado ... mi sufrimiento
alcanza el limite de la locura...
Durante mis fugaces momentos
de lucidez, me prometo pagar todas aquellas culpas que me apartaron de ti y que
me permitan recuperarte, sentirte mía, totalmente mía de nuevo. Otras veces,
cuando la frustración de no poseerte me arrastra por el insondable abismo de la
angustia, quisiera tener la valentía o ¿cobardía? suficiente para librarme de
tu tiránico yugo.
Sin embargo tras la fuerte
tormenta de los sentimientos reprimidos, frustrados deseos, aparece la serena
calma de la realidad aceptada ¡ Eres el único y posible norte en la brújula
loca de mi vida!
Dice un antiguo tópico que
solo conocemos el valor de las cosas cuando las perdemos, eso no es cierto y tú
lo sabes. Jamas olvide el tesoro inmenso que supone tenerte, lo que ocurre es
que no se puede vivir sometido al constante miedo de tu ausencia, porque esta
obsesión nos enloquecería. Por ello aprendemos a convivir con ese miedo, a
confiarnos, a descuidarnos... llegue a menospreciar el temor de perderte, no te
menosprecio a ti.
Para terminar, repetí hasta
la saciedad: Te quiero, Te quise y Te querré siempre.
Perdóname entonces que odie a
quienes están contigo, pero no a todos, solo a esos que te creen un caprichoso
regalo del destino; si, los odio, acaso también los envidio...
Ahora te dejo, aunque este
abandono solo sea en el papel, porque en el pensamiento te tengo cada hora,
cada minuto, cada segundo, cada instante de esta existencia vacía sin ti,
acompañado irónicamente de barrotes, celdas y muros.
Tan cruel es la tortura que
me ha impuesto el destino.
Adiós Amor mío
A veces creemos encontrar al
Amor de nuestra vida y las circunstancias nos obligan a tener que renunciar a
él. No es fácil, es doloroso, pero lo importante es quedarte con la esencia de
ese Amor. Cada relación te prepara para la siguiente, todas y cada una de ellas
es especial y maravillosa y es por eso, que debemos vivirlas al máximo
dejándonos impregnar por sus enseñanzas.
Gracias desde lo mas profundo
de mi alma por todo el amor que me regalaste y por todas las cosas que aprendí
a tú lado a lo largo de esos meses…..
Domingo M C
Gracias, porque a través de
ti... encontré mi camino
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