En medio de la soledad en que
me
encuentro, te busco, llamo y
pido
que tengas compasión de mí,
porque muero. Quiero tenerte
muy cerca para estrecharte
entre
mis brazos, sentir el calor
de tus
caricias, de tus halagos, de
tus
besos, porque no puedo vivir
sin
ti, ésta es la verdad.
Cuando el dolor me agobia y
rendido por el peso de los
fieles
recuerdos, se inclina mi
cabeza,
mis labios pronuncian tu
nombre
idolatrado, mis manos ansían
buscar las tuyas, sin
encontrarlas,
me siento solo y abandonado
que es como en verdad estoy.
Grito fuerte y nadie me
responde.
¿Por qué el amarte me obliga
a
sufrir tanto?
¿Por qué la noche se muestra
indiferente a mí ruego?
¿Acaso no tengo derecho a
amarte? ¿Por qué el amar a una
mujer obliga a un hombre a
sufrir
de este modo?
Laura por favor corresponde a
mi gran amor.
Domingo M.C.
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