Amor mío, desde hace un
tiempo mantienes tu silencio , distante conmigo, dime: ¿Ya no me quieres? ¿Por
qué en tus ojos ya no hay ternura? ¿Ni besos en tus labios?...
¿Acaso me has olvidado ya?
¿Por qué tengo que sufrir tanto por ti, Amor, si el amor es alegría?
No te pido nada más que
respuesta a estas preguntas, yo no quiero que estés conmigo si no lo deseas
pero dime lo.
Prefiero que me digas mil
veces que ya no me amas a que me digas “te quiero” si es mentira.
Yo haría cualquier cosa para
que tú estés a gusto conmigo, pero no contra tu voluntad.
Has hecho tanto por mí, que
aún cuando me odiaras guardaría tu recuerdo como un valioso tesoro en mis
memorias. ¿Qué habrá en tus ojos, qué ya no me miran como antes? No importa si
no quieres contestar, de todos modos conozco ya tus respuestas.
Quién mejor que yo, para
interpretar tus largos y dolorosos sigilos a mi lado.
No te culpo por dejar de
amarme, tu mundo y el mío son muy distintos y un gran abismo los separa.
Aunque si esto no hubiera
sucedido, no habría conocido tu universo, tus sueños, ni tus deseos. Me hubiera
gustado estar ahí para acompañarte cuando los vieras realizados, pero mi dolor
ante el silencio es más grande que mi esperanza de que aún me quieras.
No digas nada, por favor, no
quiero que las últimas palabras entre nosotros sean reproches o vanos intentos
de negar la realidad.
Quiero recordarte así, a ti
que convertiste mi alma en mariposa, mirándome, como cuando me querías y me
besabas con tus brillantes ojos llenos de cariño. No hay muestra más
maravillosa de amor que esa y así te quiero recordar.
Por favor, no intentes
hacerme creer que aún me amas, no lo hagas, porque solo me lastimas más en vez
de ayudarme.
Ya no me quieres, yo lo sé y
no tienes que decirlo, no es necesario.
¿Hace cuanto que dejé de
sentir tu amor en un beso? Ya no lo recuerdo, he pasado tanto tiempo tratando
de convencerme de que era mi imaginación, pero ha pasado suficiente para saber
que esta es la realidad.
No hay más.
Te regalo mis lágrimas, con
un poco de las tuyas podrás hacer correr un río. Deja que ese sentimiento de
culpabilidad se vaya con la sal rumbo al mar y no te sientas mal por mí, estaré
bien sin ti, aunque sea una mentira.
El atardecer será mi aliado
para vivir y un día estaré como antes de conocerte, solo, pero tranquilo, como
llevo ya tiempo estándolo.
Debo aclarar que no te culpo
de nada y que tampoco hay lugar en mi corazón para guardarte rencor, porque
para ti solo tengo cariño y amor.
No regresaré a tu lado, pues
si ahora el daño es para mí, después podría serlo para ti y no lo deseo así.
Toda esa felicidad a tu lado
voy a conservarla, y si quieres de vuelta el amor que me diste, tendrás que
arrancarme la vida, porque solo así, podrás hacerme olvidar...
Recuerda que siempre tendrás
un lugar en mí y que cuando lo necesites haré lo posible por acompañarte...
(...y aún cuando ya te has
ido, esperaba que me dijeras que me amas...)
Domingo M C
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