Aquí estoy. Luchando,
pataleando y jadeando.
Tengo la sensación de que las
cosas no deberían de estar así, esto no es lo que yo debía ser, y este no es el
lugar al que quería llegar, todo sale mal a veces, rematadamente mal, y aunque
tomemos las decisiones correctas hay cosas que no se pueden solucionar. Además,
¿cuándo es una decisión correcta? Es tan débil la línea que separa el éxito del
fracaso.
A veces creo que estoy
destinado a fracasar siempre, a revolverme en el fango, y no es mala suerte, no
es el jodido destino o cualquier excusa similar. Soy yo. Lo sé. Y eso me
destroza por dentro. Sé que soy yo el que siempre ha jodido su propia vida, y
si las cosas me salen mal, tengo que asumir que es culpa mía, una vez más, me
tengo que comer mi mierda a sabiendas de que yo mismo me la he servido en el plato.
No creo que exista bocado más amargo. Tardé, pero ya sé a que sabe la mierda,
la mierda tiene sabor amargo, como el café. Esta claro que el marrón es un
color amargo.
Y voy perdiendo las ganas de
navegar en este estercolero, ya hace tiempo que te fuiste, ya hace tiempo que
te dejé marchar, el mismo tiempo que hace que me pregunto porqué lo permití.
Soy consciente de que no
tengo derecho a pedirte nada, soy consciente de que es tarde, de que lo jodí
todo, de que no tuve mi oportunidad, soy consciente de que contigo también me
he sembrado mi propia mierda.
Pero me cuesta olviar el
hecho de que estoy carcomido por dentro tanto como que todas las mañanas te
sueño besándome y acariciándome la espalda.
Domingo M.C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario