Despierto
como cada día en el vacío de tu ausencia, lloro al pensar en todo lo que perdí
y lo lejos que quedan aquellos momentos
que compartimos, pero ya ni las lágrimas son un consuelo.
Me abrazo a
la soledad que es mi fiel compañera y le pregunto si también ella algún día me
abandonará.
Me encierro en el recuerdo, en ese laberinto
de imágenes y palabras que forman mi pasado y que sustentan mi presente.
Las repito
en mi mente una y otra vez pensando que quizás así se vuelvan reales, pero ya ni a mí mismo logro engañarme.
Hace tiempo
que esa melancolía dejó de ser un consuelo para convertirse en un lastre muy
pesado que me va hundiendo en una pena sin fin
Cuando la
tristeza se convierte en costumbre la vida pierde su sentido y te conviertes en
un autómata que simplemente sobrevive.
Sufro al pensar
en tu olvido, y me castigo al recordar
nuestros sueños compartidos esos que ahora agonizan en mi corazón. Te
miro en mis fotos y me pareces tan lejana....te suplico que vuelvas a mi lado,
aprieto fuerte los ojos esperando que al abrirlos todo haya sido un sueño pero
nada cambia.... mi pesadilla sigue estando aquí, esa pesadilla que creo yo cada
día con mi dolor.
Hurgo y
hurgo en la herida para que no deje de sangrar y me revuelco en ese
sentimiento.
No quiero
perder ese poco que me queda de ti, ese calor en mi alma que me recuerda que un
día fui feliz y me aferro a él como un desesperado rogando por tu regreso.
Imagino que
un día despertaras, me echarás de menos
y volverás a mi lado, y luego miro a mi alrededor y me siento patético y
ridículo por estar anclado a un pasado que solo existe ya para mí.
A quien
quiero engañar...esto acabo hace muchos días tú te fuiste y no volverás y yo
sigo aquí solo tejiendo vidas ficticias y muriendo lentamente en esta soledad
sin ti.
Te quiero Laura un besazo.
Domingo M.C.
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