sábado, 26 de octubre de 2013

PARA TI


Una carta muy técnica  para la mujer de mi vida.

Si no me encuentras cuando busques las confesiones de tu soledad, puedes de puntillas, desnudar los recuerdos.
Cuando sostengas esta carta entre tus dedos -si tus ojos se prestan a inflamar mis letras con la indulgencia de tu corazón- verás en ellas esa agenda que es el alma donde sólo está escrito tu nombre.
Desde éste edén de palabras y lozanos sentires, gracias a la mágica migración que soporta un sello, irán igual de pegados mis latidos, los que fueron hechos para habitar en la comisura de tus labios.

Quiero que luzcas al leerme, como el verbo que posee un verso, como esa nacarada sonrisa que moldea tus pómulos, o como ese timbal de reflejos que delinean la armoniosa arquitectura de tus parpados...

Siento el peso de mis pestañas quebrarse sirviendo de sepultura a estériles lágrimas, a mi pecho disciplinado en dolor, y yo, convertido en otro donante del campo santo.

Ya te extraño demasiado, los días se acumulan torpes, porque dejó mi calendario de ser misericordioso y el tiempo ahora es un vivero de cipreses.

Quería contarte, que ya se está vistiendo nuestra ventana de perfumes de azahares y que no sólo voy a meter en esta carta mis sentimientos, si no toda una orquesta sinfónica de te quiero y esa palabra que se estiliza, al sellar esta carta con un te amo .

Hemos construido con el orgullo de nuestras almas, esa presencia del amor, y por muchas noches a solas que beba lágrimas, junto a la sombra de la tristeza, siempre vivirás en mí.

Sólo tus abrazos encharcan mis pulmones, aunque ahora de tu memoria no salga esa palabra que dijiste cuando nos conocimos.
Hasta pronto amor, que este nido de palabras sirva para acortar distancias, entre nuestro amor y el futuro , mientras te leo este diario, con la historia de amor de nuestras vidas.



Te quiero cielo.
Domingo Martin C.

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